Es la imagen que se transmite, con sus rituales y vestimentas de siglos pasados o expresiones que nadie entiende. Pero al contrario de lo que crees, lo que necesitas no es comprenderlo, sino a alguien que conozca y se mueva por ese mundo para que defienda lo tuyo por ti. Y esa puedo ser yo, pues llevo ejerciendo la abogacía y peleando en los juzgados desde hace más de quince años.